Monday, March 27, 2006

DANIELA, CORAZÓN DE JESÚS


Daniela, Corazón de Jesús, decidió esperar el fin de los tiempos en la nave central de la Iglesia Bautista Antiecuménica "El Cordero de Oro". El planetoide Hercóbulus se acercaba a La Tierra sin que nada pudiese detener su apocalíptico curso. Sin embargo, Daniela se desentendió de su familia, esposo sexagenario y dos hijos de más de treinta años, pues todos ellos no habían aceptado la Verdad revelada en la interpretación bíblica del Pastor Juan Taquilla. Aguardaba a sus hermanos de fe: Feliciano Frías, Matilde Aguerreverre, Carlos Rodríguez, Angélica Vega y al profesor T, recién convertido al evangelio según Juan Taquilla. Se trataba de velar la llegada de Cristo y sus legiones para que se los llevaran la víspera de las plagas, inundaciones y hecatombes predichas por Juan en la isla de Coche -consúltese las Minutas del III Retiro Espiritual de la Iglesia Bautista Antiecuménica, El Naipe, 1992-. Integrarían el Santísimo Tribunal que juzgaría a la humanidad el primer día del año 2000. Pensó, dadas sus ensoñaciones piadosas y buenas intenciones, postularse para el cargo de Consoladora Mayor para musitar versículos bíblicos de amor a los pecadores torturados en la Antesala del Infierno. Cómo la alegraría recitar pasajes del libro de Job, mientras despedazaban los cuerpos de los tres alegres compadres -que son 4 al igual que los mosqueteros-: Argenis, Rodolfo, Carlos y Juan, enemigos del profeta Juan Taquilla y amigos de las veleidades de este mundo próximo a extinguirse, la buena mesa y la cálida cama compartida con bellas y perversas rameras ataviadas de purpúrea y ajustada ropa interior. Indudablemente, la fe ha de imponerse a cómo dé lugar: inclinando la cabeza sumisamente o estirando la corrupta carne en el potro de los tormentos. Cercana la medianoche, la bulla en el barrio se hacía más estruendosa, confirmándole la orgía de machos y hembras -al son de ritmos tropicales- el advenimiento del fin. Sus hermanos de fe no habían acudido a la trascendental cita. No se tenía idea del paradero de Juan Taquilla, ni por vía celular ni por vía internet. Al explotar los petardos en la tierra y en el cielo, Daniela se lanzó al frío suelo y dispuso su cuerpo robusto en posición fetal. Dudó por única vez en su fe: Los hermanos estarían en casa con sus familias sin reparar que el Mal ha sobrevivido trocando La Tierra en un aquelarre eterno, donde los pecadores impenitentes vivirían un jolgorio ad infinitum. Dos calles más abajo del Templo, Juan Taquilla financiaba el banquete y la ingesta etílica a los lugareños con el diezmo de los feligreses, discípulos y simpatizantes de la Iglesia Bautista y Antiecuménica "El Cordero de Oro". Los tres alegres compadres, algo ebrios, bailaban un danzón bien acompañados y apertrechados.


Friday, March 24, 2006

BLASINA DE LOS SAUCES


Blasina Ríos de Marín nació en Los Sauces de Valencia, cuando el lugar no había sido deconstruido por los urbanistas desarrollistas, alrededor del año 1920. En lo que a mí respecta, es -la conjugo en presente, pese a su muerte física a mediados de los noventa- una de las matronas más simpáticas y carismáticas de la ciudad. Aún nos convoca en la memoria, más allá de la nostalgia posible. La imagino atravesando el montaral que fue una vez Valencia, machete en mano, buscando a un Padrón extraviado en una de sus borracheras; o a sus hijos escondidos en traviesas aventuras, temiendo todos el rigor de su carácter de palo y piedra no exento, claro, de cálido y refrescante amor. En la juventud había sufrido un accidente que le malogró una de sus piernas, salvada por la mano quirúrgica del doctor Don Fabián de Jesús Díaz en el Hospital Central. El viejo galeno le había dicho que la doblada patica coja le bastaría para mantener y cuidar a una vasta prole. Efectivamente, proféticas palabras las suyas, Blasina parió y crió con éxito y dificultades a una generosa camada de buenos muchachos: Jesús, José, Chacha, Juana, Galán, Henry, La Flaca, Tababí y La Mapi. Gente de la que me place y enorgullece el trato y el aprecio para con este cronista. Los llevó a todos a la escuela, analfabeta ella para aquel entonces, y sin embargo aprendió a leer presenciando las clases desde el umbral del aula. Voluntad implacable que combinó el aprendizaje de las primeras letras con el devoto ojo protector de sus chicos. Valga este intermezzo intertextual: una vez me había relatado una sorprendente historia de infidelidades y maridos cornudos, muy semejante a las que encontramos en los Cuentos de Canterbury y el Decamerón. De ella aprendí, entonces, la vinculación de lo popular y lo culto en el arte; en este caso, a la sazón de su magnífica cocina, bien sean unas negritas refritas o su exquisito Asado Negro de cuya preparación aún discuten sus tres hijas menores. Es una magnífica ama de casa, si no pregúntenle a los Holbach de Valencia, a quienes sirvió durante años: todo en su sitio y en el momento justo. Dios aborrece de los aduladores de oficio pero ama sobremanera a los buenos mayordomos (ciertamente Blasina multiplicó los tres talentos que le habían encomendado). La vieja era de armas tomar: en una ocasión un borracho le pidió favores lascivos recibiendo a cambio dos latazos de leche Klim -repletos de comida para sus hijos- en la meritita mollera. En otra desafió a un policía que quería matar a su perro, sin intimidarla su pistola ni su bastón, haciendo caso omiso al llamado de moderación del buenazo de Marín. Ya les había dicho que murió fisícamente a mediados de los noventa, pues su cuerpo se hallaba muy cansado de albergar toneladas métricas de lágrimas y dolencias. Sin embargo no partió desconsolada, más bien aliviada por la supervivencia y bienestar de su familia. Aún se extrañan las reuniones en la casa de la Isabelica o en Bucarito, donde ella era la abeja reina de la Colmena divina que su amor y entereza nos legó.

Wednesday, March 22, 2006

THE MARIN'S WOMEN FAN CLUB


Doblando la esquina que le permitiría acceder a los noventa años (con el favor de Dios), Enrique Marín dormitaba en la silla, al amparo del sol abrasador del mediodía que le obsequiaba la fronda de un samán. Echada a sus pies le acompañaba la Negra, una perra mestiza que remedaba el porte de un doberman. En la modorra se daba el lujo de pasear por caminos anchos que yuxtaponían impresiones diversas y variopintas. El sexo, por ejemplo, arista fundamental de la vida metaforizada en hinchada ubre que aún quería chupar con entusiasmo. Por fortuna, la tecnología médica hacía posible el abatimiento de la disfunción eréctil que acarrea con antipatía la vejez. Era saludado y venerado por vecinas saporritas de generosas caderas. El provocativo lienzo se aproximaba más a Botero que a Rubens. Los ojos azules del viejo se abalanzaban sobre las carnes apretadas como si fueran el manjar de un caníbal. Mucho más joven se vió a sí mismo, escapando del carismático genio de Blasina, haciendo de las suyas con vecinas del cerro La Adobera que suspiraban por su caucásica estampa de ojos juguetones y cerúleos. Todo ello a primeras horas de la noche y con el pretexto de buscar agua en un cuñete de lata. Se estremeció de excitación al recordar el abrazo y los arrumacos de Eizabelith, un hembrón de muslos y nalgas firmes, barnizada con un toque de canela encendido y enloquecedor. Hasta la mamá de ella, esa vieja verde, tenía buena batea: no estaba de más amansar la vaca para engullirse toditica la becerra. Consideró con suma despreocupación lo bondadosa que había sido la vida con él, ajeno al bullir mezquino y predatorio del mundo que le tocó andar. Su mujer, Blasina, y sus tres hijas -dos perlas y un azabache-: La Flaca, Tababí y La Mapi con la Mapita adosada. Constituían el billete ganador en la lotería de este universo desbocado y falto de serenidad. Por cierto, qué buena estaba la voluptuosa catira de la agencia de lotería de la esquina: un metro setenta de sensualidad y tongoneo lascivo. Sin aviso ni protesto, se le encimaron tres momentos en los que su vida pendió de un hilo: cuando el golpe del cuatro de febrero, al serle ofrecida una escopeta por universitarios revoltosos en el fallido desfenestramiento del Pacto de Punto Fijo, a lo que respondió Marín dando paso al frente y redoblado ... pero en dirección a la casa de Juana, en La Campiña, para refugiarse en la compañía de Blasina; dos, cuando lo de la bronquitis que anegó uno de sus pulmones, salvándose por la profética y amorosa voz de Blasina ... "yo me iré mucho antes que el viejo", esta vez en un Bucarito envuelto por el polvo; y tres, no hace mucho, cuando atravesó con éxito la puerta de salida del quirófano en el que le acomodaron la próstata. En profundo sueño, pensó que la muerte pasaría ahoritica de largo, pues un viejo custodiando las puertas abiertas de una casa en este siglo de malandros y asesinos impunes, acompañado de la tataranieta de Cancerbero, intimida de verdad, verdad... Y qué lo digan en Sabana e'Parra, carajo!

Tuesday, March 21, 2006

BUDA GAUTAMA HÍPICO


Soñó que el Diablo lo poseía infinitas veces. Sin embargo, no estaba alarmado, pues -como él bien sabía- las dificultades son un don de la vida que hacen posible la evolución del ser. Se sentía una versión postmoderna de San Antonio: lidiando con cientos de demonios pícaros y crueles que pretendían arrastrar cuerpo y alma al muladar. Sólo que esta vez la cavidad del culo se dilataba al paso del sulfúrico miembro. Se mantenía en una actitud estoica e imperturbable; el dolor es la antesala de la revelación, de un nirvana embellecido por el vuelo de graciosos y divinos colibríes sosteniendo el misterio de la vida en sus leves alas. De improviso, masticaba y tragaba hongos alucinógenos en una montaña cubierta de niebla. Apareció la mujer en toda su pícnica desnudez, inclinándose ante él con una vara de vera. La tomó y con ella le golpeó todo el cuerpo, en un acceso de furia escatológica. Más tarde se solazó en un coito larguísimo, devorando su cuerpo crepuscular a fuerza de los chicotazos. Libaron mutua y simúltáneamente los efluvios de su carne. Apoyándose en las bien lubricadas paredes de la vulva, se internó en una oscura gruta tenuemente iluminada por la luz neón. Topó con amigos, enemigos y discípulos que yacían como monigotes de carne en una alfombra carmesí. Compuso una extensa Silva con la cual los reducía a la nada, a punta de retruécanos, elipsis, metáforas e hipérboles que nadaban en un espeso y ocre caldo de mezquindad. Amodorrado, sintió sobre sí la huesuda constitución de su socio, Remigio, con la erecta lanza pugnando por entrar entre las deprimidas y escoriadas nalgas. Lo sorprendió la vigilia en pose conformista, dejándolo pasar y hacer en la esperanza de que la miseria troque en santidad redentora del alma.

Sunday, March 19, 2006

FABIO, EL LEÓN DE LA AVENIDA


Fabio, el León de la Avenida, se enjugó sudor y lágrimas luego de maquillar el cadáver del profesor T. La mayor dificultad estribó en la perforación de la sien derecha. Ocultó la chamusquina tras una patilla artificial abundante, la cual tuvo que corresponder con su par en la sien izquierda. Había abandonado el colegio a mitad de año, dedicándose a tiempo completo a las labores de belleza en el Atelier de sus amigas, ubicado en la Avenida Alberto Ravel. No soportó que la Coordinadora de Seccional le reprendiese por sacarse las cejas con esmero. Muy a pesar del escarnio al que era sometido por machistas vecinos y miradas octagenarias de desaprobación, las jornadas de ocho horas le reportaban un ingreso mucho más decente. Sobre todo la gratificación de tomar unas cuantas cervezas soleras azules, conversando con las amigas acerca de nalgas, vergas y torsos masculinos. Incluso las hembritas de su sección le visitaban al Salón de Belleza, poniéndole al tanto de las últimas nuevas del liceo: A Orteguita lo retiraron del Colegio por consumir piedra en el baño; para el viernes en la tarde lanzarían una bomba lacrímogena en solidaridad con el compañero amonestado; el profe T estaba cada vez más marico y cabrón en el aula... Miró el cadáver por última vez, embargado por el desconsuelo. Recordó una conversación íntima en la sala africanísima de su casa: el estigma de la condición gay que conformaba su rabia, vileza y arrogancia académica; la poesía de Esdras Parra y el film Querelle de Brest de Fassbinder; los afiches de Ava Gardner y Dolly Parton que acompañaban las palabras tristes del querido T en la menguada tarde. El colofón fue una danzarina meneadita de culo al compás de La Batidora, pues ya estaba bien de Chavela Vargas y las lágrimas que aparejaba.
Fabio, pues, pensó que era la última asignación del profesor T en atención a su breve amistad: la sonrisa de Gioconda con el platinado cabello en apretado afro.

Friday, March 17, 2006

TALIBÁN


Su figura delgada y sus ademanes afectados hacían insoportable el calor y la pesada humedad del aula. Siempre exhibía su arrogancia y descontrol emocional al desconcierto de los alumnos. Gozaba sobremanera al presionarlos indebidamente como si sufriese un coito anal suministrado por la enorme verga de un guerrero Masai. Su promedio de aplazados excedía los límites permisibles de la normativa escolar. Aporreaba la autoestima erosionada del grupo a la par de solazarse en la contemplación de los más apuestos y bien dotados efebos del colegio. Finalizando el segundo lapso, les ofrecería a algunos de ellos una fiesta en su casa para intercambiar notas aprobatorias por escarceos sexuales furtivos en baños públicos y pubs gays de la ciudad. Imaginó ser prensado por todos y cada uno de ellos, gritando en la claustrofóbica habitación la calificación de su ars amatoria y la zahiriente descalificación a su condición de lúmpen proletariado. Cuatro de los más grandes aceptaron gustosos la invitación. El viernes a las seis y media de la tarde, comenzó el festejo. La salita simulaba la corte de un reino africano con sus palmas, escudos y lanzas largas y afiladas. Se atavió con esmero porque encarnaba a la reina de Saba. Los cuatro marines la asediaron sin mediar halagos a punta de chopos y treinta y ochos: gimió con mórbido placer, gruñó de desesperación y rasguñó pectorales y poderosos brazos mientras la poseían una y otra vez. La sometieron a indecibles torturas: entrecortaban su respiración con una bolsa de plástico, mutilaban los dedos de manos y pies inmisericordemente, rasgaron con hojillas su magro cuerpo en búsqueda de la marca del diablo. Finalmente, le dieron muerte disparándole a la cabeza, interpuesta una gruesa almohada de la exótica sala. Dos días después, cuatro centinelas vestidos de blue jeans y chemisse beige -relamidos de vicio homicida e impunidad- custodiaban sus restos mortales en una de las funerarias más lujosas de la ciudad. Nadie se explicaba la sonrisa de mona lisa en su rostro, dada la saña y brutalidad de su muerte.

Wednesday, March 08, 2006

PERFIL ARBITRARIO DEL INTELECTUAL

El intelectual es un ocioso por vocación. El acto de observar detenidamente al mundo, sacudiendo la rutina social, luce de una incomodidad e impertinencia intolerables. Convidado de piedra en un entorno disfuncional, patético y -por supuesto- paradójicamente gratificante, su obstinada actitud de decir no (a la monocorde andanza del rebaño) le granjea la antipatía de buena parte de su prójimo. Quién los necesita. Se les ha dado significativos espacios en las universidades, academias y medios de comunicación para que se masturben detrás de las celosías o ventanas americanas. Elías Canetti hizo la mejor de sus caracterizaciones: ser esclavo de su tiempo, sintetizar el espíritu de su siglo y criticar despiadadamente su entorno histórico y social. Por otra parte, Orlando Chirinos contrasta el perfil anterior con el traductor-traidor que se conforma con satisfacer apetitos burocráticos: ejercer el rol de bufón de la corte y centro de las burlas y los huevos podridos que le arrojan los políticos de oficio y las clases dominantes. Se trata entonces de estar a contracorriente del vil dinero y del garrote que enarbolan los impíos.

Sunday, March 05, 2006

AL MAESTRO CON CARIÑO.

Este año escolar había sido por demás gratificante. El nuevo profesor de Lengua Inglesa contaba con la simpatía de casi todos los estudiantes. Sus clases fracturaban impunemente la presuntuosa y soporífera atmósfera del academicismo sajón. La literatura no era más que una vinculación entusiasta por la vida misma: es la voluntad ética inmanente en la novelística de Conrad (... click) ; la contingente estructura y el tenor asombroso de la poesía de Anne Sexton (...click) ; la franqueza problematizadora de Graham Greene en novelas tales como "El Poder y la Gloria", "El Americano Impasible" y sobre todo "El Capitán y el Enemigo", en la que marionetas humanas se hallan a merced de los designios del cielo y la tierra (...click) ; el descubrimiento del Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce, texto que cuestiona nuestro mundo pleno de ideologías absurdas y desencaminadas (...click!) . Mejor aún eran las conversaciones de sobremesa: los comentarios cinematográficos, en especial el último, referido al film alemán La Caída de Oliver H., lo cual le permitía un ejercicio comparativo de la decadencia hitleriana con la actual gestión republicana de gobierno. El poderoso verbo del profesor Wilkins vindicaba la libertad del pensamiento como práctica cotidiana (...click!!) . La supresión de los enemigos de la democracia, los terroristas musulmanes, constituiría la Solución Final de la confrontación civilizatoria tratada por el profesor Huttington. Por lo tanto, consigno copias en MP3 del discurso antiamericano del profesor Wilkins, apólogo intelectual del terrorismo de nuevo cuño. Al Gran Maestre de la Grey, George Bush hijo. Sin más por el momento, Arthur Macharty, bachelor of arts. CLICK!!!

BRASIL 0 - VENEZUELA 0, UN PUENTE POÉTICO EN CONSTRUCCIÓN. José C. De Nóbrega

BRASIL 0 – VENEZUELA 0, UN PUENTE POÉTICO EN CONSTRUCCIÓN.
A Aly Pérez, in memoriam. A Fernando Rodríguez, estragada mi rabia a tragos.

Muy a pesar de mi ascendencia portuguesa –madeirense por demás, lo cual me salva del denuesto alfacinha que se le endilga a los lisboetas-en el seno familiar casi no tuve contacto con la literatura de Portugal, mucho menos con la de Brasil. Apenas había llegado a mis manos una antología poética de Luis de Camoes, en su lengua original, conmemorativa del día nacional de Portugal. En mi adolescencia importaba más el desempeño –fallido hasta Estados Unidos 94- de la selección de fútbol brasileña en pos del tetracampeonato: para 1982, contaba con el mejor medio campo del mundo, Sócrates, Toninho Cerezo y Falcao apoyando al ponzoñoso Zico; sólo que Italia y Paolo Rossi arruinarían con tres goles la ensoñación de la hinchada verdiamarilla, a la que por entonces me había adscrito. En esa misma década, nos embriagábamos con la música heredera del Bossa Nova, de Antonio Carlos Jobim y del MPB: Chico Buarque, María Betania, Gal Costa, Milton Nascimento y Djavan. Qué decir de las depuradas telenovelas brasileñas que pueden comprender el intervalo que va de Vale Todo a la muy sensual Xica Da Silva (no podemos obviar la versión fílmica que la antecede, de Carlos Diegues).
Sin embargo, gracias al contacto con el Departamento de Literatura de la Universidad de Carabobo y su revista Poesía , teniendo a la vanguardia al poeta Reynaldo Pérez Só, pudimos acceder a la producción poética de habla portuguesa, sobre todo la brasileña. Entre los años 1992 y 1993, un grupo de estudiantes universitarios, entre los que nos contábamos Pedro Téllez, Slavko Zupcic, Argenis Salazar y este cronista, formamos parte del Taller de Traducción de Poesía en portugués, cuyo ductor fue el mismo Pérez Só. Por fortuna, se publicaron traducciones mías en la revista La Tuna de Oro , otra de las publicaciones emblemáticas del Departamento: siete textos poéticos de Ledo Ivo, procedentes de su poemario Crepúsculo Civil (1990), en el número 19 de Febrero-Marzo de 1994; Poemas da Negra (1929) de Mário de Andrade, en el número 21 de Enero-Febrero de 1995; y tres poemas de Carlos Néjar en el número 23 de Enero-Febrero de 1996. En este caso, el enemigo a vencer era la traducción literal: se trataba más bien de la conjunción o abordaje simultáneo de la idea patente en imágenes, el tono, el estado anímico y la musicalidad del texto poético. De lo contrario, se fracasaría en un pobrísimo ejercicio de traslación operativa a la manera de los manuales de instrucciones –o peor aún, de los textos marxistas traducidos por la Editorial Progreso de Moscú-. Ya lo advierte Pérez Só sin amagues de ningún tipo: “ 3) Traducir, traducir. Lo hacemos con un autor extranjero, por supuesto. Pero no es una versión, es mi versión, es mi poema. (...) No dejando que la traducción sea lineal”. Otro tanto nos lo justifica Rodolfo Alonso: “Traducir poesía, cosa que por aquellos tiempos hacía asiduamente, al mismo tiempo con ansiosa inquietud y con placentero abandono, fue no sólo la mejor educación (¿iniciación?) literaria posible sino realmente algo esencial para mi vida toda. No sería quien soy sin haberlo intentado”.Veamos un ejemplo, con el cual me hallo compenetrado, O Trapiche de Ledo Ivo:
El Trapiche.
Quieres que guarde para ti el rocío./¿Mas cómo puedo guardar lo que se disuelve/al sol, como el viento, el amor y la muerte?/¿Cómo guardar los sueños que soñamos/al paso que caminamos despiertos/en lo oscuro y sin nadie a nuestro lado?/¿Y los susurros de labios encantados/en el otro lado del muro? ¿Y la hierba que se esparce/en la pista del aeropuerto? ¿Y la mancha que aparece/en la cáscara del mango maduro?/¿Cómo guardar la brisa sibilante/en el combés del navío? ¿Y el vuelo del pájaro?/¿Y la barca abandonada que atraviesa el río/y para bajo la cubierta?/¿Cómo y por qué guardar un arreo herrumbroso/y la ceniza de la hoguera/y la lluvia que llovía y el viento que venteaba?/La nada guardaremos, nosotros que somos/el depósito de todo, el baúl y el trapiche./El rocío, que es eterno, se evapora/llegada su hora. Y nuestros sueños/nos guardan fielmente en sus sepulcros.
El poema se refiere a un trapiche, palabra válida en Brasil y Venezuela, esto es el lugar donde se almacena la caña de azúcar y se elabora el aguardiente de caña, su veneno en la acepción baudelaireana. Si se apelara al título El Almacén , destruiría el ámbito y el espíritu rural del texto, extensivos en la consideración metafísica y existencial allí inmanentes. La búsqueda de la unicidad del ser en la dispersión. Si se quiere, manifiesta el ars poética de Ledo Ivo: “Mi ambición, en la mañana de los primeros versos tuertos y de la prosa balbuceante, era crear un recipiente formal que me contuviese por entero, en una melodía durable” ( Confesiones de un Poeta , 2004, Academia Brasileña de las Letras-Topbooks, p. 13). El trapiche es la metáfora maravillosa y lograda de la cual se vale Ivo en la configuración del corpus del poema. Sencilla e impune, inmediata a nuestra paradójica condición, la de ser víctimas propiciatorias de los equívocos fundados en la poco probable conciliación habida entre el deseo y la realidad que nos ampara importunamente, como si fuésemos intrusos; despojada de la retórica hueca y abusiva en la aprehensión del paisaje y los objetos en los que nos reconocemos día tras día.
Hoy, traduciendo una interesantísima conversación de poetas brasileños -que nos envió a la redacción de Poesía el también amigo y poeta Floriano Martins-, constatamos la brecha que nos separa de la poesía del gigante amazónico. De lado y lado. Muy a pesar de nuestra vecindad geográfica, es menester aproximarnos en las virtudes y las falencias. Uno de los obstáculos lo representa la condición idiomática de cada cual, pese a que ambas lenguas son romances. Hay muy escaso interés en aprender el idioma del otro, aunque las excepciones al respecto constituyan una valiosa contribución en la construcción de un puente cada vez más necesario, en el combate a un proceso de globalización de una gula sin par, por cierto, una barrera bien notable. La poeta Astrid Cabral no deja pasar la limitante cultural: “Pienso que lo que ha ocasionado “un cierto vacío” en las relaciones entre Brasil e Hispanoamérica, ha sido la influencia masiva y hegemónica de Norteamérica, adueñándose de todo y cualquier espacio, asimismo los recónditos lugares personales. Estados Unidos extendió el monopolio económico a las demás áreas. Comemos, vestimos, leemos y vivimos norteamericanamente -the american way of life, N.T.- (¡todavía bajo protestas! ¿Quién está virgen de unos pantalones Lee, o nunca mató el hambre en McDonalds?)”. Al parecer, el ALCA no repara en este tipo de detalles; no conviene la integración cultural de la América Latina, pues el todo estriba en el desigual intercambio de mercancías que atenuará el abultadísimo déficit fiscal de los Estados Unidos. Valga como colofón de este párrafo, la pertinencia de la integración latinoamericana per se, sin la mediación de gendarmes y mercaderes “protestantes”: “Un pueblo no alcanza el estado de civilización sumándose al proyecto de otro pueblo, sino tomando conciencia de su ser en el mundo, de su identidad y su especificidad cultural” ( América como Civilización Emergente , de Adolfo Colombres, 2004, Editorial Sudamericana).
Por supuesto, tenemos el condicionante editorial de ambos lados de la frontera. No sólo en lo que toca a la edición recíproca como tal, sino en su divulgación continental. La referida conversación sostenida por los poetas brasileros Alberto da Costa e Silva, Carlos Néjar, Astrid Cabral, Claudio Willer, Alvaro Alves de Faría, Alexei Bueno y Flavio Khothe, arrojó un desconocimiento casi generalizado de la poesía venezolana actual. Fuera de nombres como los de Andrés Bello y Vicente Gerbasi, apenas se asoman poetas como Juan Calzadilla, Francisco Pérez Perdomo, Edmundo Aray y María Antonieta Flores. Sin embargo, el poeta Floriano Martins se ha dedicado a la divulgación de la poesía venezolana por medio de su revista virtual Algulha . Recientemente, el poeta Armindo Trevisan prologó una antología poética de Pérez Só, publicada por Monte Ávila Latinoamericana. Uno de los pocos poetas venezolanos traducidos en portugués y editados en Brasil es Vicente Gerbasi con su libro Olivos de Eternidad . Es de admitir que nuestras editoriales han fallado en la divulgación continental de la literatura venezolana, en especial el caso de los poetas. En Brasil hay un conocimiento más cabal del quehacer poético argentino, chileno y peruano.
En Venezuela, da la impresión que se conoce algo más de la poesía brasileña del siglo XX. Ya se había dicho que la revista Poesía ha divulgado poéticas no tradicionales, como las de Brasil y Portugal, incluso el trabajo de poetas angoleños que escriben en portugués. En sus páginas tenemos textos poéticos y entrevistas realizadas a poetas tales como Ledo Ivo, Carlos Néjar, Murilo Mendes, Carlos Drummond de Andrade, Joao Cabral de Melo Neto, Floriano Martins, entre otros. Otro tanto ocurre con La Tuna de Oro , cuyo mercado divulgativo descansa en los estudiantes y docentes de la Universidad de Carabobo. Por otra parte, la colección Biblioteca Ayacucho ha editado títulos de poetas, narradores y ensayistas brasileños: Gilberto Freyre, Joaquim María Machado de Assis, Lima Barreto, Euclides da Cunha, Sergio Buarque de Holanda, Jorge Amado, y los poetas Oswald de Andrade y Mário de Andrade. Fundarte publicó dos antologías de poetas brasileños: Ferreira Gullar ( La Lucha Corporal y Otros Incendios, 1977, traducción de Santiago Kovadloff) y Joao Cabral de Melo Neto ( Antología Poética, 1979, traducción de Margara Russotto) . Ejemplos que nos permite la fragilidad de nuestra memoria. Sin embargo, el inventario comprende desde el “fecundísimo modernismo brasileño” (Rodolfo Alonso dixit) de voces tales como la de Mario de Andrade, atravesando la poesía concreta de Ferreira Gullar, hasta el cierre del ciclo que representa la obra de poetas significativos como Joao Cabral de Melo Neto, Ledo Ivo y Carlos Néjar.
Por supuesto, ambas naciones parten de experiencias históricas peculiares. Pedro I proclama en 1822 la Independencia de Brasil, luego del traslado de la corona portuguesa al territorio amazónico, producto a su vez de la invasión napoleónica a la Península Ibérica. Ya no se trataba de un Virreinato, la mudanza y el acarreo trajo consigo la corte portuguesa a América con su cargamento de cultura, intelectuales y poesía. En el caso de Venezuela, la cautividad de Fernando VII a manos del ambicioso corso supuso un perfecto pretexto para la declaración de independencia del 19 de abril de 1810, la cual desembocaría en las mismísimas puertas del antiguo Imperio Inca. Quien iba a esperarlo de una modesta Capitanía General del Imperio Español. Sin embargo, las peculiaridades de cada cual incitan vivamente el acercamiento, más allá de la ausencia de la materia cultural en las cartas de intención y acuerdos recién firmados entre los presidentes Lula y Hugo Chávez Frías.
Cerremos este inventario binacional con estos versos de Carlos Néjar:
Cerrado para el balancede todas las cobardías/y los actos heroicos –tan pocos-/dispongo las aptitudes/y las líneas de fuego/sin armisticio./Me dispongo en esto/porque el equilibrio/es una camisa de fuerza/en mi cuerpo/y no tengo dónde poner/las ropas de la ambición/a no ser en la maleta vieja/del ático de la infancia.
Valencia, febrero de 2005.
Nota: Las traducciones de los textos en portugués, tanto los de prosa como los poemas, fueron realizadas por el autor del presente trabajo.

José Carlos De Nóbrega.
MAESTRÍA DE LITERATURA LATINOAMERICANA, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto “Rafael Alberto Escobar Lara”, Maracay (Primer semestre aprobado, enero - junio 2005). CURSO INTRODUCTORIO para optar a la condición de alumno regular de la Maestría de Literatura Latinoamericana, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto “Rafael Alberto Escobar Lara”, (Maracay, octubre – diciembre 2004). Nota: Se aprobó el curso con 85,5 puntos de un máximo de 100, por lo que le correspondió la segunda posición de 39 aspirantes que lo iniciaron. LICENCIADO EN EDUCACIÓN, Mención Lengua y Literatura, Universidad de Carabobo, título conferido el 28 de noviembre de 2002.
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Friday, March 03, 2006

SALTO AL VACÍO

La funcionaria mayor, mutando y usurpando el verbo del Jefe Supremo, farfulló amenazas y frases que impactaron a la hasta ahora adormecida masa de acólitos. La vida les era conferida por la Voluntad del Supremo, sin mediar talentos ni méritos individuales. La colectividad se postra subyugada por la efigie furiosa y magnífica del Supremo; toda emisión de la contingente personalidad de cada quien quedará -por lo tanto- abolida por los milenios de los milenios. Los burócratas aplaudieron a rabiar, bailaron en comparsa única y ordenada, desfalleciendo ante el Altar producto de saltos y cabriolas harto reverentes. La coreografía concluiría horas después, en un cuartucho de hotel, excitados e irritados los labios de una vulva amoratada.