Saturday, January 27, 2007

VENEZUELA ES UN PAÍS INVERTEBRADO, MARISOL ENTREVISTA A JAVIER TÉLLEZ


Javier Téllez:
Venezuela es un país invertebrado. Marisol Pradas/Foto: Raúl Araque.


"Mi templo es la relación con el otro. Tengo mucho interés en el paisaje humano. El ser humano debería ser nuestra religión" fue la respuesta que dio Javier Téllez a la última pregunta de este encuentro tratando de indagar sobre su espiritualidad a su paso breve por la ciudad de Valencia donde se encuentra visitando familiares y amigos, acompañado de su esposa e hijo.
Residenciado en Nueva York es una especie de artista nómada que viaja por todas partes del mundo y en los últimos 10 años ha desarrollado una labor creativa que comenzó con "La extracción de la piedra de la locura", pieza que presentó en 1996 en el Museo de Bellas Artes de Caracas y el Ateneo de Valencia, sobre la situación de los hospitales psiquiátricos y donde por vez primera trabajó con la colaboración de los enfermos mentales.
En el caso de "La extracción de la piedra de la locura" trabajé con el maestro Pacheco, a quien visité hace un par de días en el psiquiátrico de Bárbula, paciente de larga data allí, encargado de realizar todas las piñatas del Hospital. Trabajé con él e hicimos un conjunto de piñatas con formas de los envases y los fármacos que les suministran.
-¿Qué añora de la niñez en una casa donde sus padres, dos psiquiatras, Pedro Téllez Carrasco y Teresa Pacheco Miranda, atendían a los pacientes?
-Para mí la enfermedad mental fue siempre familiar. Mi padre jamás hizo distinción entre el ámbito de trabajo y la experiencia de la familia. La casa está llena de 20 mil libros y el único espacio libre era donde jugábamos y era el lugar de consulta de mi padre. Crecimos en un contacto cotidiano con el enfermo mental.
Luego acompañábamos a mi padre al Psiquiátrico de Bárbula desde muy temprana edad y recuerdo una experiencia que ha sido muy importante para mi trabajo, mi memoria de esas visitas durante los carnavales. En algunas ocasiones algunos psiquiatras se colocaron las bragas de los pacientes y estos las batas de los doctores. Para mi eso fue una especie de modelo de cómo debería interpretarse la practica psiquiátrica.
-¿Cómo un performance?
-Como un intercambio de roles. Donde la imagen de autoridad de aquel que analiza y la falta de autoridad del analizado se confundan.
-¿Pero sigue plasmando en sus cuadros la mirada extraviada de la locura en los ojos de las personas o los gatos?
-Lo que pasa un poco con la "ciencia de la locura", entre comillas, es que la locura es la base de cualquier lenguaje, porque cuando pensamos racionalmente necesitamos ese lenguaje excluido que es la enfermedad mental. Necesitamos el lenguaje de la locura, de establecer un sentido, y delegar al margen el sin sentido. En mi práctica artística he tratado siempre de incluir ese otro lenguaje, de lo excluido, que es la enfermedad mental o la experiencia de la locura.
-¿Cuántas experiencias en los últimos años?
-He viajado mucho y de alguna forma mi práctica artística tiene que ver con la experiencia del viaje. Ha sido de alguna manera viajar de Bárbula para encontrar otras Bárbulas o encontrar otros hospitales psiquiátricos en lugares tan diferentes como Japón, Brasil, México. He ido viajando de un hospital psiquiátrico a otro. Se trata de un ejercicio de extraterritorialidad, yo me he quitado un poco el territorio. Ya no soy un artista venezolano, soy un artista que pertenece a una nueva república conformada por los habitantes de los diversos hospitales psiquiátricos del mundo.
-¿Qué pretende una vez instalado en esa nueva República?
-Trabajar en colaboración con el paciente. No se trata de mi visión sobre el Hospital psiquiátrico .Se trata de crear un dialogo entre mi experiencia y la experiencia de los pacientes porque yo soy un turista dentro de la institución; soy un paracaidista y justamente la obra se produce en ese intercambio.
-¿Edipo convertido en comisario del Oeste en un psiquiátrico de Colorado en el cortometraje Edipo Marshal?
-Es una película vaquera, una versión de Edipo Rey de Sófocles pero dentro del contexto del Oeste. Utilizamos máscaras del teatro nuevo japonés, los pacientes trabajaron el guión y también fueron actores. Interpretaron a Edipo no como un neurótico que es la lectura freudiana de la trama sino como un hombre que sufre esquizofrenia. Las voces del Coro Griego son las voces que él oye. En esta nueva versión Edipo toma control sobre su destino y las voces que dictan su vida.
-¿Y la idea de "Bala Perdida" realizada el 27 de agosto del 2006 en la línea divisoria entre Estados Unidos y México?
-Con la colaboración de pacientes del Centro de Salud Mental de Baja California, entre San Diego y Tijuana, un hombre cruzó la frontera, haciendo del personaje clásico del circo que sale disparado de un cañón. Contratamos al hombre bala principal, obtuvimos los permisos, para que realizara el acto.
-¿Cuál fue el sentido de este gran circo que se realizó, filmado y después presentado en diferentes museos, galerías y festivales alrededor del mundo?
-De alguna manera utilizar la frontera geopolítica entre Estados Unidos y México también como una metáfora de esa otra frontera, la que condena al paciente psiquiátrico. Siempre he dicho que el modo del sanatorio determina o aísla a aquellos que están dentro de la institución y también a los que estamos fuera. Mi intención como artista siempre ha sido disolver esa frontera.
-¿Arte comprometido con su alrededor?
-"Bala Perdida" es un dibujo en el espacio con implicaciones en el tejido social. Fue la noticia número 8 de Associate Express de ese día. Fue una obra que tuvo repercusiones a nivel local y globalmente. Para mi eso es un dibujo pero con el contexto porque el arte de los últimos 50 años tiene que ver con lo que hay a su alrededor. No se puede pensar el objeto artístico como una pintura que puedes descolgar de la pared sino las repercusiones que están en torno al objeto y la red de significaciones que crea en la sociedad.
-¿Cómo pasa de la realización de pinturas a la confección de cortos y películas?
-En mi formación en Valencia antes de irme de la ciudad siempre tuve más contacto con escritores que con artistas plásticos. Formé parte de los talleres de poesía de Reynaldo Pérez Só. Estuve en contacto con poetas como Sergio González Quitral y Carlos Osorio; me formé con poetas y también como cineasta recibí clases de Carlos Garrido. Aprendí muchas cosas de él de cine. Yo realmente nunca fui pintor siempre fui dibujante. El trabajo de los últimos 15 años es una continuación también de ese dibujo sobre el tejido social.
-¿Trabaja en algún nuevo proyecto?
-Estoy trabajando para un proyecto en Sydney en colaboración con un hospital geriátrico con pacientes de Alzheimer. Es difícil hablar de mis proyectos antes de que pasen porque para mí es importante crear una estructura flexible: Llego a un hospital que es como llegar a la casa de alguien a quien uno no conoce y uno debe llevar un regalo. Para mi el regalo es una idea que debe ser trabajada en colaboración con el otro. Este regalo funciona como un vínculo para crear la obra. Articulada en grupo.
-¿De haberte quedado en Venezuela hubieses podido hacer lo que estás haciendo?
Creo que sería diferente. Este exilio voluntario me ha permitido trabajar en un leguaje periférico que no se adapta al lenguaje del centro aun cuando yo viva en el centro. Pero es un lenguaje que tampoco podría construir desde la periferia. Es una especie de espacio "entre" con el cual puedes articular comunicaciones con diferentes países.
-¿Qué debería hacerse en Venezuela en materia cultural?
-El grave problema es que Venezuela es un país invertebrado. Hace falta una estructura. Asistimos al derrumbe de las ruinas de una modernidad que nunca se construyó y no hemos sido capaces de construir.
Desde que renunció a la participación de la Bienal de Venecia Javier Téllez, hace ya cuatro años, por razones éticas, no ha sido invitado a presentar su trabajo.
Las obras que realiza están compenetradas de ese encuentro con el otro, excluido del discurso público. Aquel que ha estado condenado a la invisibilidad. La posibilidad de hacerlo visible es la oportunidad que no deja escapar Téllez.
Con la inteligencia de un rebelde comprometido con esa riqueza creativa, hasta ahora inexplorada de los sanatorios, donde nació, por ejemplo, la idea de enarbolar una nueva bandera, con los colores de México y de Estados Unidos, conjugados, mientras la bala humana rompía lo divisible.
Nacido en 1969 en Valencia, en 1993 se trasladó a Nueva York. Entre sus trabajos El león de Caracas, sobre el uso de los espacios urbanos; Choreutics, sobre el Chorea de Huntington, enfermedad genética que produce una degeneración en las neuronas cerebrales; I am Happy Because Everyone Loves Me (Bedlam), sobre su experiencia en el hospital psiquiátrico Royal Bethlem Psychiatric Hospital de Londres. Entre las exposiciones individuales en las que ha participado destacan las organizadas en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Venezuela (1996); Gasworks Gallery de Londres (1999); Sala 7, Museo Rufino Tamayo, México D. F. (2001); Sala Mendoza, Caracas, Venezuela y White Box, Nueva York (2002). Sus trabajos han sido exhibidos en lugares como en el Centro Cultural de Arte Contemporáneo, México City (1997), en la Bienal MercoSur, Porto Alegre, Brasil (1997), en el P.S.1's International Studio Program (1994), la Bienal de Kwangju, en Corea (2000), en la 49 edición de la Bienal de Venecia (2001) y en la Bienal de Valencia (2003).

Thursday, January 25, 2007

O TRAPICHO DE JAVIER TÉLLEZ


O TRAPICHO DE JAVIER TÉLLEZ , vinculación de una propuesta plástica con la literatura.



A los Téllez, sobre todo a Santiago, Teresa y Don Pedro.


“y bailarás extrañas contorsiones
como pequeña nave sacudida
en mar enloquecido por el viento”.
CATULO, Poema 12.

Trapicho es una voz portuguesa con la cual el pueblo mienta a la casa de los locos. Presumimos cierta asociación con la palabra trapilho, trapo que absorbe la inmundicia, el desperdicio que irá a parar a una cubeta o directamente al albañal. Tenemos también trapiche, lugar donde se almacena y procesa la caña de azúcar: ésta se exprime de la misma manera que un coleto, sólo que podemos obtener el aguardiente de caña, su veneno. Al respecto, nos dice el poeta brasileño Ledo Ivo: “La nada guardaremos, nosotros que somos el depósito de todo, el baúl y el trapiche”. El artista valenciano Javier Téllez, al abordar su instalación La Extracción de la Piedra de la Locura (Museo de Bellas Artes, 1996; Ateneo de Valencia, 1997), lleva a cabo una indagación del espacio museístico, la cual conduce a un callejón sin salida, a un compartimiento estanco: el mero acopio académico y, por supuesto, pecuniario de las colecciones artísticas; lo cual acarrea la maniática taxonomía que justifique tal desaguisado. Partiendo de la similitud fonética de las palabras museo y mausoleo observada por Theodor Adorno, manifiesta que no sólo amputa y embalsama el trabajo creador, sino esteriliza la participación del espectador.
Impera entonces la intermediación institucional, sesgo innegable de los Estados y las sociedades en la Modernidad: el ojo deja de ser el manjar caníbal al que se refería Robert Louis Stevenson. Por lo tanto, asumiendo como pretexto la sala de un hospital psiquiátrico y un museo de ciencias naturales (nos referimos a La Nave de los Locos, Sala Mendoza, 1997) de guisa sucesiva, Javier Téllez distribuye los objetos en el espacio museístico apelando a los códigos de la simulación, forjando más bien una anti-utopía en la que el artista se nos antoja un estafador, puesto que el montaje sugiere diversas lecturas falsas: ¿acaso nuestra cultura nos empuja al equívoco, a tomar el camino de la perdición? Tal como subyace en las parábolas bíblicas, las expectativas salvíficas reducen su posibilidad por el estrecho ojo de una aguja: nuestro camello anda y desanda por anchos caminos confirmando la pérdida del reino, tal como lo titula y lo trata José Bianco en su magnífica novela.
Extraigamos del diccionario crítico de Georges Bataille su peculiar noción de museo: “Entonces el origen del museo moderno estaría ligado al desarrollo de la guillotina. (...) El desarrollo de los museos, evidentemente ha superado las esperanzas más optimistas de los fundadores. No sólo el conjunto de museos del mundo representa hoy un amontonamiento colosal de riquezas, sino que, en especial, el conjunto de visitantes de los museos del mundo representa, sin ninguna duda, el espectáculo grandioso de una humanidad liberada de problemas materiales y dedicada a la contemplación”. Constituye un tabernáculo que erige y encarna el devenir y el pathos mismo de la sociedad industrializada: los cuadros languidecen en paredes blanqueadas como sepulcros; la parafernalia de la tramoya curatorial afecta y lleva las riendas de la percepción del espectador; este último se halla entonces a merced de un distorsionado juego especular que alienta sensaciones equívocas de seguridad y solaz respecto al status quo o modo de vida burgués. Téllez hace explícita su inconformidad desde la inauguración de su trabajo: El público se topa inesperadamente con una atmósfera de festividad e irreverencia; la connotación es lúdica , pues el artista nos demuestra su interés por el ámbito circense, las cartas (recordemos su instalación Trobar Clus, Sala Rómulo Gallegos, 1992, integrada por barajas españolas a modo de camas), la teatralidad como espacio que enriquezca la representación plástica, y –sobre todo- un sentido religioso, no ritual, del quehacer artístico, a la manera de maestros como Armando Reverón y Mario Abreu. Esta vez, Javier Téllez involucra al espectador en el juego que es su propuesta; la utopía museológica se fractura y desgasta por vía de la entropía, de la misma forma que las herrumbrosas camas y los destartalados archivos del psiquiátrico. Siguiendo a Georges Perec, verificamos que “Todas las utopías son deprimentes porque no dejan lugar para el azar, la diferencia, lo ‘diverso’. Todo está puesto en orden y el orden reina. Detrás de cada utopía hay siempre un gran diseño taxonómico: un lugarpara cada cosa y cada cosa en su lugar”. Borges, en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, sentenciaba que “Un libro que no encierra su contralibro es considerado incompleto”; hemos sido convocados al ágape en un lugar que ya no existe –hace años que cesaron las actividades en el Psiquiátrico de Bárbula-, para evidenciar la precariedad no sólo del museo como institución, sino como paradigma que ha cosificado la representación y la contemplación artísticas. Debemos inferir que el artista realiza, si se quiere, una revisión plástica del trabajo ensayístico de Michel Foucault, notorio en textos como Vigilar y Castigar y, por supuesto, la Historia de la Locura en la Época Clásica. Ello con una buena dosis de ironía y transgresión, amén de un ajustado y estupendo manejo conceptual.
Contraponiendo la noción clásica de la locura, patente en Rousseau, “la locura no hace derecho”, Foucault plantea que el loco –prisionero del viaje en la stultifera navis- se encuentra atado al agua por un profundo vínculo evidente en la incesante inquietud del mar; “la locura y el loco llegan a ser personajes importantes, en su ambigüedad: amenaza y cosa ridícula, vertiginosa sinrazón del mundo y ridiculez menuda de los hombres. (...) Si la locura arrastra a los hombres a una ceguera que los pierde, el loco, al contrario, recuerda a cada uno su verdad; en la comedia, donde cada personaje engaña a los otros y se engaña a sí mismo, el loco representa la comedia de segundo grado, el engaño del engaño”. Más allá de la superchería medieval, la cual definía la locura como la piedra alojada en la cabeza del paciente –la instalación debe su nombre al cuadro homónimo de Hieronymus Bosh, 1490-, el artista acuesta las piedras en los camastros y las deposita en el fondo de las bacinillas, de manera que el ready-made las diga y contenga en tanto causantes del tropiezo y, a la vez, como soportes de la revelación. Téllez trastoca la mirada del público que participa en ese “fin de fiesta” que pretende ser la Postmodernidad. En su libro Cage y Duchamp (1978), Daniel Charles señala: “Lo propio del diálogo es no dejar el objeto en su estado de objeto, sino promoverlo a lo que es, dejarlo ser lo que es, es decir, responder al llamado de su ser. El arte hace de los objetos cosas, desata y libera –desobjetiva- los objetos; los devuelve a sí mismos”. Heredero de tal vanguardia –no sólo encabezada por Cage y Duchamp, sino también por Warhol y Buñuel-, Javier Téllez recobra el encanto concupiscente, mágico y taumatúrgico del objeto, tótem y centro de atención de nuestra aturdida mirada.
Entonces, la propuesta plástica es dialógica y de múltiples valencias. La septicidad y la hiperbólica depreciación de los objetos no serán engullidas por el espacio antiséptico del museo, por el contrario, fuera del formalismo y formulismo filosófico y estético, el espacio se nos muestra en toda su discontinuidad tal como lo ponderara Bataille en su anti-glosario: “bajo nuestros ojos púdicamente desviados, el espacio quebranta la continuidad del rigor. Sin que podamos decir por qué, no pareciera que un mono disfrazado de mujer difiera de una división del espacio”. Lo que nos trae a nuestra erosionada memoria el humor amargo del cual se regodea Borges en El Aleph: extraviar los rasgos de la amada obnubilada la mirada ante el punto en donde se ven todas las cosas. Ya lo había descubierto el artista: “El contexto determina lo que es el objeto”; parafraseando a Daniel Charles, la providencia se funda en nuestros deseos, no en nuestra voluntad. Sobre esta piedra soportamos nuestra existencia, lo que me es lícito hacer no hago, mientras que lo prohibido eso hago; contemplamos el entorno que nos importa en función de nuestra disonante y dispersa naturaleza: no hay un umbral entre la cordura y la locura, tal como lo diagnosticó la anti-psiquiatría, pues como los endemoniados pretendemos habitar aquella manada de cerdos que luego se despeñará al mar. Por tal razón, para acceder al museo de arte psicopatológico, el espectador es doblegado, casi llega a postrarse, debe bajar la cabeza. Además, el público es conmovido por el dramatismo de objetos como una cuna en la cual yace un rollo retorcido de alambre de púas, ello en la atmósfera dominguera y carnavalesca de la decoración o puesta en escena: las piñatas –abiertas las entrañas-, el papelillo y los restos del festejo esparcidos en la sala. Mientras comemos torta y algodón de azúcar, pasado el tarugo con cerveza y refresco, y hacemos un inventario de lo que nos escupió la piñata, sobre algunas de las camas los monitores repiten ad infinitum las muecas de nuestros anfitriones, los pacientes, escurriendo el “Ave María” en una versión cuasi gutural. Malcolm Lowry se había convertido en sifilófobo gracias a la contemplación del estrago venéreo exhibido en el Museo Paradise en Street Liverpool, admonición victoriana indubitablemente. En su novela Lunar Caustic, Lowry reconviene al personaje principal, Bill Plantagenet, en la voz de Garry –uno de los tantos compañeros de terapia en el psiquiátrico-: “Escucha. ¿Qué crees que quedará de este edificio dentro de unos cuantos años? Yo te lo diré. Seguirán en pie las construcciones de ladrillo, pero no quedará ninguna cama, tan sólo armazones oxidados, y tocarás el radiador y se desmoronará. Todo lo que quedará del piano serán las teclas, el resto se pudrirá”. Por lo que la instalación implica un dolor de cabeza para el curador y el mercader del arte: se deshacen las posibilidades de uso, valoración e intercambio del objeto artístico.
En síntesis, Javier Téllez reivindica el poderío sensual y terrorífico de los objetos, a la par de Bataille, quien en su maravilloso libro Historia del Ojo rememora con morbo y contundencia las andanzas eróticas de sus protagonistas en España –incluyendo la sodomización de un sacerdote, extraído el ojo de una cuenca e inserto en la cavidad del culo, valga la alusión a Quevedo-: “Los únicos objetos que he conservado con celo son un abanico amarillo y azul y el folleto popular dedicado a la muerte de Granero. Durante la travesía en barco, la maleta que contenía estos recuerdos cayó al mar (...); están en muy mal estado, pero aún sucios y abarquillados, vinculan al suelo, al lugar, a la fecha, cosa que en mí ya no es sino una visión de delicuescencia”.

Valencia, noviembre de 1999.

Wednesday, January 24, 2007

UN LOBO ESTEPARIO EN EL TRÓPICO

A Pedro y a Javier Téllez, más allá de los jabs y los rectos de derecha e izquierda.


Esto es lo pernicioso de elegir una alternativa en un entorno polarizado: ubicarse en una de las riberas de un caudal discursivo que arrastra miasmas filosóficas y caramas sofísticas, mientras que a lo lejos nos aguarda la enigmática y divertida cordillera como ventana del escarnio y la estulticia que provoca el mundo. El río inmundo no es posible sin las orillas que lo contengan a duras penas. El aullido no convoca a manadas ciegas ni hambrientas de resignación, tan sólo evidencia los retortijones burlones del alma camino de los sumideros. El valle aguarda todavía un silente alud de rocas, ramas secas y fracturadas osamentas que sepulte el bullicio indolente del caserío que ha soportado compasivamente los embates del bien y el mal. La esotérica jauría brinca alborotada entre miembros descompuestos, enjambres de insectos verdes y rojos y aturdidos fuegos fatuos. La indómita raza licantrópica no entiende aún que lo que se anuda abajo se anuda arriba, quebrantada la ilusoria magnificencia de especulaciones enrevesadas que ni siquiera aprehenden la visceral poesía de las cosas.
Sin embargo, el silencio es parcela vasta que excede los espacios en blanco de cualquier soporte.


Tuesday, January 09, 2007

TENGO UNAS PIEDRAS BLANCAS EN MI ALMA Y UNOS RÍOS CAUDALOSOS EN MI CORAZÓN, DAFNI CONVERSA CON MARISOL EN UN PARAÍSO VERDE


Poeta Dafny Giannitsópulos
Tengo unas piedras blancas en mi alma y unos ríos caudalosos en mi corazón. Marisol Pradas S.. Foto Elítecer Hernández
A Dafny Giannitsópulos la entrevistamos bajo la sombra de un árbol enorme, sentada sobre sus raíces gruesas, despegadas y adheridas a la tierra a la vez. Muchos pegones se acercaron a la conversación y a los cabellos. Fueron parte del encuentro con esta poeta carabobeña, de padre griego y madre venezolana, orgullosa de su estirpe de mujer luchadora, llena de vitalidad; trabajando en ideas artísticas que se vinculen a las comunidades.
Que estuviera sentada allí, frente a su apartamento, en una especie de bosque que permanece intacto y por donde corre la vena del Casupo no fue casualidad. Dafny Giannitsópulos ama y defiende a los árboles, los ríos y la naturaleza como su vida. Mucha ha sido la labor en este sentido junto al Grupo Ecológico "Arturo Aishler" de la Universidad de Carabobo, liderado por José Manuel Hurtado.
Es hija de Mr. Jimmy, reconocido comentarista hípico de La Voz de Carabobo y NCTV y de Carmen Edecia Morales también conocida como Carmen Edecia Pérez, co-fundadora de El Informador de Barquisimeto, la revista Magazine Siglo XX y el Grupo Mujeres en Acción. Ambos apreciados y reconocidos en Valencia , Barquisimeto y Maracaibo.
¿COMO NACE EL PROYECTO PARQUE POEMA?
Nació en una casa que habitamos en la calle Rojas Queipo. Después con el grupo Casupo Poesía pensé que podía allí en esa montaña integrarse mi idea. Me imaginé también que podía ser parte de las áreas verdes de la Universidad de Carabobo pero realmente he estado pensando en muchos detalles. Eugenio Montejo, Doris Díaz, José María Polanco me han estado apoyando. Es realizar en un espacio público una intervención urbana. Es un proyecto de arte conceptual que interviene en las vías publicas y si la UC estuviera interesada podría ser parte de sus áreas verdes. Son estructuras escultóricas itinerantes. Son la representación de la sensibilidad al leer ya no un libro sino una muestra de poemas de María Calcaño, Enriqueta Arvelo Larriva, Hanni Ossot, Yolanda Pantin, Ramón Palomares, Eugenio Montejo y tantos otros maravillosos poetas. Es una forma de obligar a la gente a leer un poema en vez de un anuncio publicitario.
¿POR QUE OBLIGAR?
Un poema puede cambiar la vida de un ser humano. Puede transformarlo, embellecerlo, enriquecerlo y si alguien no se sensibiliza con la poesía puede hacerlo por el arte de la música, pintura o escultura. Es un encendido automático de la creación con el ser., que entra por la piel.
¿EN QUE MOMENTO DE TU VIDA TE ENCUENTRAS?
Soy una mujer agradecida de la vida. Creo que soy un ser que tiene mucha suerte. Me dedico a la oración permanente. Me asomo por el balcón y pido a Dios que nos cuide a todos, porque después que uno es madre y uno tiene a sus hijos, crecen y ya no pueden ser cuidados de la misma manera. Ya no le puedes ponerle sus zapatitos, ni colocar la camisa y cerrarle los botones. El consejo no es suficiente. Da la impresión que uno tiene que rogar y pedirle a Dios que los cuide porque no hay otra forma.
Sus hijos Miguel Angel y Gabriel µngel, ambos músicos y surfistas, hijos de Miguel Mejías, profesor e investigador de la Universidad de Carabobo. Uno de ellos es imagen de varias marcas de este deporte, destacado en portadas especializadas.
Nombra personas importantes en su crecimiento intelectual y espiritual como Tahormina Guevara, José Manuel Briceño Guerrero, Fruto Vivas, Ana Enriqueta Terán, Eugenio Montejo, Rubén Núñez, Dora Elisa de Medina, Luis Alberto Angulo, Reina María Rodríguez de Cuba, Jorge Iglesias, Eliseo Diego el pintor Manuel Mendive, los hijos de Cintio Vitier, José María Vitier, personas todas que han estado vinculadas a su vida y que conoció a través de la labor en su revista de arte Gen-T con Rafael Gallardo.
¿TODO LO VIVES CON POES÷A? ¿QUE MATERIAL ESTAS PRODUCIENDO EN ESTOS MOMENTOS?
La poesía entra en todo lo que es el concepto que tengo acerca de la vida, un respeto profundo por la naturaleza, por los seres humanos ... Un reverencia permanente que tengo hacia la naturaleza y eso es lo que produce el instante poético. No tengo una forma rígida de escribir ...el poema viene completamente inesperado... es realmente una sorpresa siempre...
Siento que la cosa viene por dentro. No sé cómo explicar esa sensación... hay como un dictado, como una presencia... Una vez escuché una voz clarísima que me dijo "De la desolación al campanario hay poca distancia" entonces me vinieron imágenes de un pueblo de Venezuela y vi el campanario y sentí que algo se iba. Esa es la forma como escribo. Tengo cajitas llenas de poemarios, tengo bolsas llenas de poemas.
Le publicó la UC en 1990 el poemario Mistikós (secretos, en griego) y trabajos suyos han sido presentados en Separata de Poetas Carabobeños (1991) Rostro y Poesía de Luis Alberto Angulo (1996) y Cuadernos Cabriales 55 "La Rama Bifurcada" del Consejo Nacional de la Cultura (1996).
¿ALGUN OTRO LIBRO?
No he vuelto a concretar un libro porque quiero contar una parte de mi vida con poemas acumulados a lo largo de un tiempo. Como fotografías atrapados en un espacio- tiempo de mi vida.
¿CàMO NACEN LOS POEMAS EROTICOS?
Se va toda la fertilidad de mi vida... no sé qué viene después... ando tratando de explicar esta manera de sentir nueva en mi vida. Escribir poemas eróticos es como inevitable. Es una etapa en que ya no es la sexualidad que quiero volcar en mi cuerpo aunque mentiría si digo que no lo deseo. Lo que quiero es que ese hombre que llegue a mi vida tenga a Dios adentro y lo sienta y entienda que es amor. Escribí: "¿Cuánto tiempo falta para que llegue Dios? ¿Quién será el hombre que llegue dentro de él?"
¿NO PUEDES DESPRENDERTE A GRECIA DE LA PIEL?
Yo siempre me pregunto ¿qué hizo pensar al griego de la antigüedad?: La aridez. Es un país totalmente árido que por donde miras hay piedras blancas. Entonces, ¿qué hace un hombre sobre las piedras blancas o sobre la aridez? Mira al mar que siempre lo tendrá enfrente, a pensar. Entonces hay un a introspección, hay un pensar acerca de sí mismo porque no hay mucho que observar. Mientras que en el trópico todo es un asombro permanente. Es un estado de contemplación que no te permite pensar tanto en ti mismo; te entretiene. El trópico es como si vieras un televisor, te distrae. Soy una isla y recuerdo escribí algo que decía "Qué grande es tu fe isla". Nada más. Esa tradición de sabiduría está en mis genes como me dijo Guerrero Briceño.
¿COMO TE SENTISTE EN TU ULTIMA VISITA A GRECIA?
Grecia puede unirse en un solo ser. Soy griega porque veo a mi papá en mis ojos. Soy tan india que no tengo ni un solo vello en mi piel. Soy las dos cosas. Soy multicultural. Tengo una aridez enorme y unas piedras blancas en mi alma como unos ríos caudalosos y una vegetación exuberante en mi corazón. Esa unión de esas dos culturas es emocionante.
¿COMO TE SIENTES EN ESTE MOMENTO CON TU PA÷S?
Si yo me encontrara de frente con el hombre que fue reelecto como presidente de este país le preguntaría por qué dice tantas mentiras. Yo entiendo que el que gobierna una nación debe ser como un padre y tendría que comportarse como tal. ¿Qué tipo de padre le puede dar una medicina a unos para que se curen y a otros negárselas? Ocúpese de su país... de la salud de su gente... de la salud de su pueblo... de la educación... Me parece terrible que estén explotando la faja del Orinoco y me parece desolador esas explosiones que hay donde una montaña se convierte en un hueco a fuerza de agua a toda velocidad y le echen mercurio a los ríos... Venezuela debería vivir de la agricultura; de un programa social, amoroso y solidario hacia los venezolanos. Alimente, eduque y sane a su país y haga que se convierta de un país petrolero a un país creativo ...
¿SIGUES LEYENDO LAS RUNAS, EL I CHING, LAS CARTAS GRIEGAS?
Todo ello está relacionado con la poesía. El I Ching lo usan como oráculo pero yo te puedo decir que es un libro de formación, tan sagrado como la Biblia. Cuando un hombre llueve sobre una mujer y siembra en el vientre materno la semilla eso es lo que es el I Ching. Traslada el conocimiento de la naturaleza a tu cuerpo y a tu mente La etapa de estos símbolos ya los superé y estoy en una etapa de sueños. Ya no necesito consultar nada. Lo de las cartas griegas si fue muy interesante porque son de una zona de Grecia que se llama Esmirna, que hoy forma parte de Turquía, allí quedaron muchos griegos que se convirtieron al Islam. Esas cartas fueron muy importantes porque lo que hicieron fue despertar la atención acerca de las personas que aparecen en nuestras vidas y saber que nos dejan donaciones tanto negativas como positivas.
Con Dafny Giannitsópulos la conversación nunca acaba. Más que sequía son emociones que fluyen y se manifiestan en una mujer que se ha permitido ser ella misma. De hecho es la primera entrevistada que llora al decir sin reservas que se está despidiendo de su fertilidad, a sus 48 años. Pero la copa de su creatividad permanece llena y vital.

Monday, January 08, 2007

DESDE EL PUNTO DE VISTA CULTURAL LAS TELEVISORAS NO SON DEFENDIBLES, PEDRO TÉLLEZ COMENTA A MARISOL PRADAS


Pedro Téllez
Desde el punto de vista cultural las televisoras no son defendibles. Marisol Pradas S.. Foto de Elíterse Hernández.
Todo ensayo tiene elementos de realidad y ficción. Verdades y mentiras. Pedro Téllez está escribiendo unas autobiografías que se inventan todos los días: "Madre y padre psiquiatra, dos hermanos y miles de juguetes tenían que proporcionarme una infancia mas bien larga. Nunca salí de la casa de mis padres pero cambié de cuarto varias veces. He dormido y soñado en todos ellos. Mis mudanzas han sido interiores. Cuanto mucho he tenido casas paralelas, de ir y volver. Distinto el caso de mis hermanos; Javier se dedicó a viajar por el mundo, Santiago se encerró en su cuarto y a través de una puerta fue mi preceptor. No recuerdo haber creído en Dios. Continué con las amistades de la cuadra y la escuela; y aparecieron los camaradas. Preferí a los amigos e hice bien. Los veo a veces y milito en el partido a veces. Asumí la escritura como militancia y no al revés. Aunque todos se dispersaron soy el mejor amigo de varios. Mis padres vivieron lo suficiente para que terminara tratándolos como unos hijos..."
Es cierto que sus padres fueron psiquiatras. Que incluso atendieron pacientes en su casa. Que tiene dos hermanos, uno de ellos, pintor. La entrevista entonces giró sobre estas verdades múltiples que cuentan su historia todos los días. Pero lo más importante de este encuentro fue la risa y la espontaneidad de este escritor y también médico psiquiatra valenciano.
Ha publicado los libros de ensayo Añadir comento (1997), Fichas y Remates (1998), Tela de Araña (1999) y La última cena del ensayo (2005), libro con el que ganó en el 2004 un premio en el Certamen Mayor de las Artes que promueve el Ministerio de la Cultura. Colaborador de La Tuna de Oro y Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Para este año espera la edición de Un Naipe en el Camino del Dorado.

¿Por qué te gusta abordar el hecho literario a través del ensayo?
Veo más el ensayo no como un género en sí sino como una escritura que pudiera estar presente esotros géneros. Me gusta hablar de una novela ensayo, un cuento ensayo; o de un ensayo propiamente dicho. Me parece que la literatura ensayística es mejor cuando aflora directamente las cosas y no las cosas a través de la literatura. La mayoría de los ensayos venezolanos son escritos sobre obras pero los mejores ensayos son escritos sobre cosas específicas. Escribir sobre viajes, la muerte o la vida es mejor que escribir sobre lo escrito por otra persona.

Pero en Venezuela hay muy buenos ensayistas...
Si, hay una tradición de los mejores ensayistas importante, aunque últimamente hay un desvío. Una buena parte de los escritores venezolanos se han dedicado a lo inmediato; a lo político, repitiendo ese error de Juan Vicente González, que hizo las crónicas políticas del momento, muy signadas por el odio. Ese odio es como un periódico de ayer. Se observa como grandes escritores, como Manuel Caballero, se dedican a hacer artículos de prensa con una visión muy mediática y antes tenían una obra previa importante. Ves grandes narradores pero se han dedicado muy a lo inmediato aun cuando hay formas más artísticas de abordarlo. Veo que esa literatura venezolana está dictada por el odio... entonces no sé qué podrá salir de allí...

¿Por qué indagas en el pasado dentro de tu tono ensayístico?
Uno es el pasado; el futuro y también el presente. En los textos antiguos a los que te refieres no son tan pasado porque en el momento que los lees son presente, porque viven a través del lector. La literatura está en el lector. Uno está hecho del pasado. No establezco diferencias entre lo actual y lo antiguo; hay como un continuo. La magia del arte es que establece conexiones a través de todos los tiempos.

¿Pero esos libros con los que recreas el ensayo forman parte de tu vida... están en tu casa?
En mi casa hay una gran biblioteca. Es bueno tener contacto con el libro objeto; es agradable. Vamos cada vez hacia una cultura audiovisual, con poco contenido; más plana. Yo no critico eso, pienso que la cultura audiovisual debería ser un complemento; pero lo que hay es un desplazamiento de lo escrito por lo audiovisual hasta tocar ese culto a lo inmediato de algunos escritores. Que deberían ser cineastas o escritores audiovisuales.

¿Eso le ha hecho mucho daño a la literatura venezolana?
A esos escritores fundamentalmente. Sufren un daño interior. La literatura reposa más en los lectores. Siempre que haya un lector habrá un escritor para él.

¿Han aumentado los lectores en estos últimos tiempos?
Creo que no se habían publicado tantos libros como en estos últimos dos años. Vamos a ver si hay lectores para esos libros. Yo no se si sea bueno o malo pero existe como una especie de convergencia que los que leen son los mismos que escriben. Ese publico, ese lector natural, se ha desplazado. Uno entra a una casa y hay más televisores que bibliotecas. Hay un desplazamiento o habrá que buscar si existe una estética por otra vía.
Habló de los soldados que tomaron fotos de las personas que torturaron en la guerra. Imágenes con estética visual, buenos ángulos y composición que hablan de la cultura de estos guerreros; pero con un contenido irrito.
- Ni siquiera es una visión de la guerra que tuvo Goya. Tomaron la imagen como para enviar una foto turística, para enviarlas a sus amigos. Fotos inmorales, técnicamente muy bien realizadas. Esa es la trampa de la cultura audiovisual una especie de estética sobre la superficie sin contenido o con un contenido de los antivalores. Es un divorcio entre el discurso estético superficial y el fondo que debe haber en una obra de arte.

¿Has elaborado un ensayo con el hipertexto de los mensajes de los celulares?
-Ya lo deben haber hecho. Lo único malo de los mensajes de texto de los celulares es que se borran. Si hiciesen un registro de los mensajes estaríamos ante la vida cotidiana de la gente.

¿Tienes la sensación de que este país es una tira cómica?
No. El país es la gente. Vinculo a las personas con el país. Es difícil hacer una visión uniforme de Venezuela. El país está como disgregado en el día a día. Las 24 horas de uno con las 24 horas de las personas que uno comparte y todo eso se vuelve como una cadena...

¿Dónde colocas allí a los medios?
Los medios en Venezuela son difíciles de entender. Ahora que está la polémica de Radio Caracas Televisión: Yo dejé de ver este canal hace 7 años atrás. Es difícil para mi en este momento defender una de las televisoras que yo considero la peor del mundo; la venezolana. Totalmente alejada de lo cultural, para no hablar de lo político; una televisora que trae enlatados. Que ha visto su concesión como un negocio. Es difícil salir a defender a una institución que ha tenido una trayectoria tan poco loable. Lo que pasa es difícil decir las cosas en los medios porque ellos son los que transmiten las noticias. No van a reflejar disidencias. El único caso fue Edmundo Chirinos en un Primer Plano que regañó a las televisoras venezolanas. Desde el punto de vista cultural no son defendibles.
En sus bolsillos cargaba un libro, de la colección Crisolito, de la editorial Aguilar, ideales para leer mientras se espera o se hacen filas para cancelar algún servicio. Se impresionó por los poemas de Laura Antillano a quien conocía como narradora, leídos el pasado mes de diciembre.
-Valencia es una ciudad contradictoria. Pero es una de las pocas donde tu puedes cruzarte en una calle o establecer una conversación con cuatro de los mejores poetas de América Latina: Aquí viven Alejandro Oliveros, Eugenio Montejo, Reynaldo Pérez Só y Ana Enriqueta Terán. En cualquier antología de poesía latinoamericana están ellos. La suerte de los niños de esta ciudad que pueden ir a la casa de Laura Antillano y aprender de ella. Pero también, paralelo a eso ves grandes fallas: Aquí hay cinco instituciones que se dicen museo y ninguna es museo. Esta es una ciudad en la que tú no puedes ver un cuadro de Arturo Michelena porque no hay un lugar donde mostrarlo: Están en oficinas, en casas; pero no en una sala permanente.
Aunque es gran lector de blogs no ha escrito todavía en ellos. Lo inmediato no permite que ni siquiera exista el censor interno, pero también lesiona la relectura. ¿Cómo almacenar la eternidad de la red? Preguntas y respuestas incesantes que encuentra y disfruta Pedro Téllez, pausado inventor de extremos.